La criticidad es un elemento fundamental y una de las primeras tareas en el mantenimiento de cualquier activo ya que permite jerarquizar y enfocar los esfuerzos según las necesidades de una planta específica. Pero… ¿qué es la criticidad?
Criticidad: el semáforo de los activos
La criticidad es el nivel de impacto e importancia que tiene una máquina, equipo o dispositivo en los procesos de una organización. Y por lo tanto, el nivel de consecuencias que provocaría de producirse una falla. El grado de prioridad (alta, media o baja) determina la intensidad y la frecuencia con la que ese activo debería recibir tareas de mantenimiento.
Por ejemplo, si una maquinaria tiene una alta criticidad, significa que su mantenimiento, ya sea preventivo o correctivo, será más importante que el de un equipo cuya criticidad sea media o baja. Estos niveles se identifican en una matriz que muestra tres colores: rojo, amarillo y verde.
Este indicador es proporcional al riesgo que supone la falla de una máquina o equipo. Es muy importante ya que, en general, el presupuesto, la disponibilidad de recursos humanos e incluso el tiempo exigen establecer jerarquías e identificar los elementos que requieren más atención. No se puede hacer mantenimiento en toda la planta al mismo tiempo, ¿verdad?
Entonces, el objetivo de conocer la criticidad en mantenimiento es poder tomar decisiones efectivas y planificar un programa de trabajo en consonancia con las necesidad de los activos de la organización. Y así, extender su vida útil y mejorar la rentabilidad de la empresa.
Determinando la criticidad de los equipos
Para determinar la criticidad de un activo se lleva a cabo un análisis a partir de una fórmula:
Criticidad = Probabilidad de fallo x Consecuencia del fallo
Con probabilidad de fallo nos referimos a la frecuencia con la que un equipo falla o podría fallar: a mayor probabilidad de que falle o cuanta más frecuencia haya entre una falla y otro, mayor será la criticidad del activo. Entonces, la probabilidad de fallo se categoriza en rara, posible, probable, habitual o frecuente.
La consecuencia del fallo del activo, el otro término involucrado en la fórmula para medir la criticidad, es determinada por cada planta ya que incluye, entre otros factores, el impacto en el proceso productivo, el impacto en costos de reparación y los efectos en seguridad y medio ambiente. Cuanto mayor sea la consecuencia de que un activo falle –que se mide como insignificante, menor, moderada, grave y catastrófica–, mayor será también su criticidad.
Poniendo en relación la probabilidad de fallo y la consecuencia de fallo de cada activo es que se determina la criticidad. Y la misma puede ser clasificada como baja, media, alta y extrema.
Otra forma de determinar la criticidad de los equipos y maquinarias es sometiendolos a un análisis de seis criterios:
- Seguridad: si son peligrosas son más críticas porque pueden afectar la vida y salud de los operadores.
- Calidad del producto: si influye en la calidad del producto final tendrá una mayor criticidad.
- Impacto en la producción: las fallas que generan demoras o paradas totales de producción tienen mayor prioridad.
- Confiabilidad de la máquina: es decir, el tiempo transcurrido entre fallas.
- Tiempo y recursos de reparación: es el tiempo promedio necesario para reemplazar o reparar un componente, o para que la máquina se encuentre operativa nuevamente. Si precisa de mucho tiempo y recursos, serán más críticas las tareas de mantenimiento.
- Costos de mantenimiento: El dinero es fundamental para determinar la criticidad de un activo. Cuanto mayor sea el costo, mayor será el grado de criticidad.
Independientemente de la metodología que elijas, es muy importante hacer el análisis de criticidad con criterios uniformes para todos los activos. Porque, a medida que aumente la cantidad de activos, de plantas y de personas involucradas en este análisis, será necesario estandarizar todavía más esos criterios.
CMMS: más información, mejores decisiones
Determinar y analizar la criticidad de los activos es una tarea que debe realizarse detallada y exhaustivamente, debido a la importancia que tiene en todo lo que respecta al mantenimiento. Y para esto, es necesario contar con información precisa de todo lo que sucede con los equipos y máquinas de la planta, y así saber cuáles priorizar y/o destinar mayores recursos.
¿Cómo hacer que estas tareas sean más sencillas y más efectivas?
Un Software de Gestión y Mantenimiento de Activos (CMMS EAM) es la respuesta. Y Consuman es la solución.
Con nosotros podrás monitorear todos los activos de la planta y controlar las órdenes de trabajo desde una web sencilla y dinámica e, incluso, desde cualquier dispositivo móvil. Con este primer paso, y sabiendo el estado y desempeño de cada equipo y máquina, será más fácil calcular la criticidad, y podrás tomar mejores decisiones respecto de los niveles de prioridad en las tareas de mantenimiento.
Esto es potenciado con una poderosa herramienta: el Cubo de Decisiones. Con él podrás combinar y analizar diferentes tipos de información, datos y registros, para llevar a cabo un análisis más profundo. Por ejemplo, podrás confrontar registros de personal, insumos y mantenimiento de activos para saber con qué disponibilidad cuentas para realizar tareas en la planta y enfocar los esfuerzos en los sectores más críticos. En ello consiste el análisis de criticidad.Además, Consuman es un CMMS EAM que se adapta a tu empresa: contamos con especialistas que trabajan en desarrollos específicos y a medida de cada planta, para llevarte soluciones que realmente mejoren los procesos de tu empresa. Más y mejor información para tí, mejores decisiones para tu empresa. Solicita una demo y compruébalo tú mismo.