Conocer el origen de un problema es el primer paso para abordarlo de la manera más oportuna y avanzar hacia su resolución. Si existe un enfoque que prioriza este accionar es, sin dudas, el análisis de causa raíz (ACR).

Aplicada al mantenimiento, esta herramienta permite identificar los motivos que originan las fallas para preservar los entornos productivos en buenas condiciones y optimizar el rendimiento de los activos. Conozcamos más sobre ella.

Qué es el análisis de causa raíz en mantenimiento

Se trata de una metodología sistematizada que se propone identificar y gestionar los motivos que ocasionan las fallas o inconvenientes, a fin de solucionarlos y aumentar la confiabilidad general del sistema.

Su objetivo principal es encontrar las causas fundamentales que generan problemas para así poder eliminarlas antes de que los incidentes vuelvan a ocurrir.

Los beneficios de aplicar ACR en el mantenimiento

Cuando se aplican al mantenimiento predictivo, las técnicas basadas en el análisis de causa raíz (como, por ejemplo, el análisis de árbol de fallas o el método de los 5 por qué) favorecen la mejora continua, incrementan la eficiencia operativa, reducen el gasto y minimizan los tiempos de inactividad.

Costos reducidos

Identificar la causa de un problema y eliminarla ayuda a evitar las paradas operativas no planificadas y a extender la vida útil de los equipos.

De esta forma, las organizaciones disminuyen los costos asociados a la reparación de los activos y a su eventual sustitución, a la vez que evitan las interrupciones imprevistas, garantizando la productividad y la rentabilidad.

Toma de decisiones optimizada

Al contribuir a un mayor y mejor entendimiento de los motivos que dan lugar a un fallo, el análisis de causa raíz permite tomar decisiones informadas sobre mantenimiento.

Gracias a los datos que ofrece la implementación de esta tecnología, los responsables de mantenimiento pueden priorizar la ejecución de las tareas más relevantes y asignar sus recursos de manera más efectiva.

Mayor confiabilidad

Al contribuir con la optimización de los programas de mantenimiento y eliminar las causas que dan origen a los fallos, los equipos se vuelven más confiables.

Cuando la confiabilidad de los activos aumenta, también lo hace la eficiencia operativa.

Riesgos reducidos

Otra de las ventajas de aplicar la metodología de análisis de causa raíz tiene que ver con la disminución de los riesgos asociados al mal funcionamiento de los equipos.

Si se eliminan los motivos que dan origen a un fallo, se crea un entorno de trabajo más seguro y más productivo.

Cómo aplicar el análisis de causa raíz en la gestión de activos

Para las organizaciones, la metodología de evaluación de causa raíz aporta numerosas ventajas. Ahora bien, ¿cómo se implementa este enfoque? 

Poniendo en práctica una serie de acciones divididas en etapas. 

1 – Detectar el problema de mantenimiento

El primer paso es identificar el inconveniente que se desea analizar. Fallos recurrentes, paradas imprevistas y disminución del rendimiento son algunas de las opciones que pueden ser evaluadas en este estadio.

2 – Recopilar información

A continuación, es preciso reunir todos los datos de mantenimiento que puedan jugar un rol relevante, a fin de entender el origen del inconveniente.

En este punto, contar con software de gestión de mantenimiento o CMMS, como Consuman, es clave para tener acceso a registros de tareas realizadas, órdenes de trabajo, datos del desempeño de los equipos e historiales de mantenimiento y reparaciones, entre otras informaciones valiosas.

3 – Analizar los datos de mantenimiento

Una vez que los datos fueron recopilados, llega el momento de analizarlos en profundidad. Esto permite detectar patrones y tendencias de funcionamiento de los activos.

Una vez más, la utilización de una plataforma CMMS cumple un rol fundamental. Gracias a los datos que provee, es posible entender de manera eficiente la naturaleza y la frecuencia del inconveniente.

4 – Identificar la causa raíz de los fallos

Tras recopilar y evaluar los registros, es hora de detectar cuál es la causa raíz de las fallas.

En este punto, es necesario utilizar diferentes herramientas y técnicas a fin de identificar cuál es el origen que da lugar al problema.

5 – Verificación de la causa raíz

¿Has identificado la causa madre de una falla? Si la respuesta es “sí”, el siguiente paso es constatar su veracidad y relevancia con respecto al inconveniente de mantenimiento.

Realizar pruebas y evaluaciones adicionales a fin de confirmar que el análisis de causa raíz está bien direccionado es una de las acciones más importantes de esta etapa.

6 – Seleccionar soluciones de mantenimiento

Una vez verificada y constatada la causa raíz, llega el momento de elegir las soluciones y acciones de mantenimiento más efectivas para solucionar el inconveniente.

Las estrategias pueden ser diversas, como, por ejemplo, introducir cambios en los procedimientos de mantenimiento, rediseñar el proceso de auditorías, aumentar la frecuencia de las revisiones preventivas, entre otras cuestiones.

7 – Implementar soluciones de mantenimiento

El último paso implica poner en práctica las iniciativas de mantenimiento seleccionadas en la etapa anterior.

En este punto, es relevante mantener el enfoque escogido y monitorear los resultados, a fin de entender si las acciones ejecutadas ofrecen buenos resultados o si es preciso introducir modificaciones para optimizarlas.

 

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