Además de prevenir fallos inesperados y reducir los costos de reparaciones, uno de los objetivos principales del sector de mantenimiento de las organizaciones está relacionado con extender el ciclo de vida de los activos.
Al prolongar su vida útil, las empresas no solo ahorran tiempo, sino también dinero. El mantenimiento preventivo es una de las estrategias clave para alcanzar este propósito.
¿Cuáles son las fases del ciclo de vida de los activos?
El ciclo de vida de un activo consiste en una serie de etapas a través de las cuales pasa un determinado equipo desde que es adquirido y puesto en marcha hasta que se procede a su eliminación. Cada estadio tiene características y desafíos diferentes, así como también brinda diversas oportunidades de ahorro.
Compra, operación, funcionamiento o mantenimiento y eliminación son las 4 fases principales que componen el ciclo de vida de los activos. Veamos cada una de ellas.
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Adquisición
En esta etapa, durante la cual las empresas compran los activos, el objetivo tiene que ser adquirir un equipamiento que ofrezca la mejor relación calidad-precio. Es decir que, al momento de decidir, se debe tener en cuenta no solamente el precio del dispositivo, sino también el costo de propiedad, que incluye los costos de mantenimiento, reparación y depreciación.
Algunas compañías compran activos más baratos que requieren mantenimiento más frecuente, lo que hace que aumenten los costos a largo plazo. Por lo tanto, antes de adquirir un equipo, es importante contar con la opinión de profesionales acerca de su confiabilidad y mantenibilidad, así como de su alineación con los objetivos empresariales.
Esto permitirá seleccionar un equipamiento que satisfaga las necesidades actuales y futuras.
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Operación
Una vez que el activo ya fue comprado, comienza la fase de operación. En este estadio es fundamental garantizar que se instale correctamente y se use de manera adecuada y eficaz, asegurándose de que el personal está familiarizado con su operatoria. Además, el personal de mantenimiento debe participar de forma activa, garantizando que la instalación facilite las tareas futuras de mantenimiento.
En la etapa de operación se debe hacer foco en sacar el máximo provecho del activo y minimizar su tiempo de inactividad. Para lograrlo, es importante diseñar y desplegar un plan de mantenimiento preventivo que contemple la inspección y revisión periódicas con el objetivo de detectar posibles inconvenientes.
A su vez, durante este estadio es importante responder con celeridad a cualquier necesidad de sustitución y reparación que pudiera aparecer, así como supervisar continuamente los protocolos de salud y seguridad.
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Funcionamiento y mantenimiento
A medida que pasa el tiempo, los activos sufren desgastes, por lo que se torna necesario efectuar tareas de reparación o sustitución. El propósito de esta etapa es que las reparaciones y sustituciones se realicen de forma oportunidad y rentable, es decir, únicamente cuando sea preciso y haciendo un uso adecuado de los recursos económicos.
Durante esta fase del ciclo de vida de los activos, los responsables de mantenimiento deben tomar las medidas necesarias para evitar o reducir los tiempos de inactividad, garantizar el cumplimiento de la normativa y efectuar acciones correctivas para prevenir reparaciones costosas en el futuro.
Para alcanzar los objetivos de esta etapa, cada vez más organizaciones usan un software de gestión de activos (CMMS), ya que esta solución les permite planificar y ejecutar las tareas de mantenimiento en el tiempo oportuno, contribuyendo a su buen funcionamiento y evitando arreglos que suponen grandes gastos.
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Eliminación
Cuando un activo alcanza el final de su vida útil, es fundamental eliminarlo correctamente. Es decir, minimizando los residuos y el impacto ambiental, a través del cumplimiento de las leyes y normativas vigentes.
Gran parte de los activos pueden reutilizarse o reciclarse, mientras que otros deben ser eliminados siendo considerados residuos peligrosos. Es labor del departamento de mantenimiento garantizar que el proceso de eliminación y retirada se haga de acuerdo a los protocolos establecidos.
Esto implica comprobar el estado de los equipos antes de trasladarlos, organizar su eliminación con proveedores externos, desactivar claves de licencias asociadas, verificar si hay elementos restantes como cables, baterías y herramientas, y crear registros que detallen el impacto de los costos asociados a la reubicación o eliminación.
El mantenimiento, un factor clave en la gestión de activos
A pesar de que el ciclo de vida de los activos implique 4 fases diferentes y que las organizaciones realicen tareas para operar con los equipos de manera eficiente, gran parte de ellas lo hacen a través de acciones desordenadas o aisladas que se aplican únicamente en la etapa de operación o funcionamiento.
Esto sucede porque consideran la gestión como un costo, no como un mecanismo que permite maximizar el retorno de la inversión y prolongar el ciclo de vida de los equipamientos.
Los responsables de mantenimiento necesitan tener una visión a largo plazo, concibiendo el mantenimiento como un factor transversal que atraviesa todos los estadios y que tiene como objetivo lograr una óptima productividad y confiabilidad.
El mantenimiento no es una acción aislada que se lleva a cabo en una sola fase, sino que es un factor clave para la economía de una empresa. Por lo tanto, en todas las etapas se deben tomar decisiones y ejecutar una serie de acciones que apunten a extender el tiempo de vida de un activo.
Esto implica evaluar costos, analizar las operaciones, definir y registrar los repuestos, y realizar las acciones de mantenimiento correctivo y preventivo adecuadas a lo largo de todo el proceso. De este modo, las empresas lograrán maximizar el retorno de inversión y minimizar el costo del ciclo de vida.
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Además, brinda la posibilidad de controlar y vigilar los activos desde una interfaz web intuitiva y dinámica, lo que simplifica las tareas de verificación y control. Esto se traduce en un incremento