Si de cuidar la inversión y potenciar la rentabilidad se trata, todas las organizaciones buscan poner en práctica metodologías que les permitan mejorar el rendimiento y la fiabilidad de los activos. El Mantenimiento Centrado en la Confiabilidad (conocido como RCM, por las siglas en inglés de Reliability Centered Maintenance ) es una de ellas.

Este enfoque busca garantizar que todas las actividades de mantenimiento se centren en mantener los equipos en condiciones de funcionamiento fiables y seguras, De esta forma, reduce la probabilidad de que surjan fallos inesperados, disminuye el tiempo de inactividad y prolonga el ciclo de vida de los activos.

Qué es el Mantenimiento Centrado en la Confiabilidad

Como su nombre lo indica, el Mantenimiento Centrado en la Confiabilidad es una metodología que busca determinar cuáles son las mejores estrategias de mantenimiento que pueden implementarse sobre los activos.

El RCM postula que ningún equipo está libre de experimentar una falla. Por eso, se centra en identificar las diferentes probabilidades y modos de fallos para así desarrollar un programa de mantenimiento integral que permita mitigar o prevenir estos incidentes.

¿Cómo lo hace? A través de un abordaje integral y sistemático que analiza datos diversos (averías, costos de reparación, tiempos de inactividad, tasa de fallas) para detectar tendencias y patrones de rendimiento de los equipos.

Al tratarse de un enfoque centrado en datos, el Mantenimiento Centrado en la Confiabilidad facilita la toma de decisiones informadas sobre la asignación de recursos, las tareas de mantenimiento y la gestión de activos.

Cuáles son las ventajas de este enfoque

La puesta en marcha de una estrategia que contemple el método RCM aporta numerosos beneficios para las organizaciones, tanto en términos de productividad y seguridad, como de rentabilidad.

Incremento de la eficiencia

Al centrarse en la identificación de las posibles fallas que puede tener activo y procurar evitar su aparición o mitigar las consecuencias negativas que pudiera causar, este enfoque impulsa la eficiencia global del sistema.

Además, permite que las organizaciones hagan un uso más efectivo de sus recursos, tanto humanos como económicos.

Impulso de la seguridad

El Mantenimiento Basado Centrado en la Confiabilidad mejora la seguridad organizacional de dos maneras diferentes. Por un lado, al reducir los fallos, disminuye la probabilidad de que ocurran accidentes que pueden comprometer la integridad de los trabajadores y el funcionamiento de los equipos.

Por el otro, garantiza que todos los componentes que tienen que ver con el desempeño seguro de los activos estén correctamente instalados, supervisados y mantenidos.

Asimismo, promueve el desarrollo de acciones de mantenimiento preventivo que permitan la identificación de riesgos potenciales en fases iniciales.

Disminución de los costos asociados al mantenimiento

Al detectar eventuales averías e identificar oportunidades de mejora, el RCM previene la aparición de fallos que podrían derivar en reparaciones costosas y, en el peor de los casos, en la necesidad de sustituir los equipamientos.

Este abordaje también minimiza los costos asociados a la mano de obra. Gracias a él, los responsables de mantenimiento pueden concentrarse en los componentes más críticos y no invertir tiempo en revisar cada uno de los elementos que conforman un activo.

Aumento de la disponibilidad de los activos

Gracias al RCM, se reducen las probabilidades de que los equipos atraviesen por fallos y paradas inesperadas.

En consecuencia, este abordaje aumenta la disponibilidad de los equipos y sistemas clave, garantizando la continuidad de las operaciones.

Extensión del ciclo de vida de los equipos

Finalmente, el Mantenimiento Centrado en la Confiabilidad prolonga la vida útil de los equipamientos, ya que minimiza las posibilidades de que se produzcan averías repentinas.

Asimismo, reduce la cantidad de reparaciones que un equipo atraviesa a través del tiempo y, consecuencia, extiende su ciclo de vida. Al no pasar por acciones de reparación continuas, ni atravesar por reparos prematuros o sustituciones tardías de componentes, los activos duran mucho más tiempo.

Cómo implementar el RCM

Para que una estrategia de RCM sea exitosa, es fundamental que esté en consonancia con las necesidades y objetivos específicos de la organización donde será puesta en marcha.

Por eso, una implementación exitosa debe contemplar algunos pasos clave.

Identificar los activos y categorías de mantenimiento

El primer paso para la creación de un abordaje eficaz tiene que ver con la identificación de los equipos que necesitan mantenimiento y de las acciones que precisan ser ejecutadas sobre ellos.

Esto implica catalogar cada uno de los activos y clasificarlos en relación con su estado, criticidad y rol, analizando si precisan acciones de mantenimiento preventivo, mantenimiento predictivo o mantenimiento correctivo.

Por ejemplo, el mantenimiento correctivo puede ser necesario para pequeñas que no son críticas para el proceso ni registran fallos frecuentes y que presentan un cierto nivel de redundancia, mientras que el mantenimiento preventivo puede accionarse sobre elementos desgastados o con un patrón de fallos conocido.

En cambio, el mantenimiento predictivo puede ser necesario en activos críticos, con componentes complejos o averías aleatorias.

¿Cómo se llega a estas conclusiones? A través de análisis modal de fallos y efectos, análisis de causa raíz y análisis de árbol de fallas, entre otras metodologías.

Evaluar el riesgo y priorizar las tareas de mantenimiento

Una vez analizados todos los activos, es preciso examinar el nivel de riesgo que representa cada uno a través de la evaluación de diversos parámetros, como el costo de reparación, las posibles consecuencias de una falla y la vida útil del equipo en función de su estado y antigüedad.

Cuando ya se conocen los riesgos asociados a cada activo, llega el momento de clasificar las tareas que revisten mayor criticidad.

Determinar procedimientos y calendarizar las tareas de mantenimiento

Este paso implica el diseño de instrucciones precisas y detalladas para cada una de las tareas y de una planificación que indique cuándo deben completarse estas actividades. La frecuencia tendrá que ver con la función del activo y su criticidad.

También es fundamental considerar quiénes serán los responsables de ejecutar estas tareas de manera eficiente e integral.

Supervisar y realizar ajustes

Finalmente, se debe evaluar el rendimiento de la estrategia desplegada a lo largo del tiempo y, de ser necesario, efectuar los ajustes necesarios.

Si cambian las condiciones dentro de la empresa o se dispone de nueva información, es probable que sea preciso introducir modificaciones para que la planificación siga siendo eficaz.

En este punto, contar con una plataforma integral de gestión de activos, como la que desarrollamos en Consuman, se torna imprescindible.

Al trabajar con un CMMS, las organizaciones pueden recopilar datos, analizar tendencias y visualizar información en tiempo real para optimizar permanentemente las prácticas y acciones de mantenimiento.

El Mantenimiento Centrado en la Confiabilidad es una estrategia que hace hincapié en la prevención de reparaciones costosas, maximizando la eficiencia operativa. ¿Quieres conocer más sobre él? Contáctanos.

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