En el ámbito productivo, la gestión de mantenimiento requiere de una priorización inteligente de recursos y esfuerzos. En este contexto, el análisis de criticidad de activos se establece como una herramienta indispensable.

Esta metodología identifica los equipos cruciales para el negocio y evalúa el impacto de los fallos que puedan tener sobre la producción, la seguridad y el medio ambiente.

Se trata de un enfoque proactivo que ayuda a optimizar las estrategias de mantenimiento. Al conocer con precisión qué activos son más importantes, las organizaciones pueden asignar presupuestos, talento y tiempo donde son verdaderamente necesarios, pasando de una gestión general a una focalizada y estratégica.

En este artículo, exploramos los alcances y la importancia de este tipo de análisis, detallamos las categorías clave para su evaluación y explicamos por qué apoyarse en un CMMS es fundamental para lograr una medición efectiva y garantizar la continuidad operativa.

¿Qué es el análisis de criticidad de activos y cuál es su importancia?

El análisis de criticidad de activos es un método que permite evaluar y priorizar los activos en función de la gravedad y la probabilidad de posibles fallos. De esta forma, ayuda a identificar qué equipos son los más cruciales a nivel operativo para las operaciones, a fin de garantizar que los esfuerzos de mantenimiento se centren en prevenir las fallas de mayor impacto.

Al otorgar a los activos una valoración basada en el riesgo que representan, considerar las diversas formas en que un activo puede fallar y las consecuencias de esos fallos para el sistema y las operaciones, facilita la segmentación de los equipos en categorías que pueden ser gestionadas de manera regulada, adaptándose a los desafíos y objetivos específicos.

¿Por qué es importante realizar un análisis de criticidad? Simple: no todos los activos conllevan el mismo riesgo, y tratarlos por igual puede resultar en esfuerzos malgastados o fallos catastróficos. Este método ayuda a identificar qué activos son más críticos para la seguridad, la producción o el cumplimiento, permitiendo a los equipos de mantenimiento centrarse eficazmente en prevenir los fallos de mayor impacto.

En este sentido, el análisis de criticidad de activos constituye un paso fundamental hacia una gestión de activos más eficiente y basada en datos que garantice la continuidad operativa.

5 categorías para evaluar la criticidad

Realizar un análisis de criticidad implica evaluar algunos criterios clave que determinan la importancia de un determinado activo para la operatoria organizacional.

Mantenimiento

Esta categoría se enfoca en la fiabilidad —regularidad con la que un activo puede fallar si no se mantiene de manera oportuna—, la mantenibilidad — facilidad con la que un activo puede volver a estar operativo tras una falla— y el esfuerzo necesario para completar las órdenes de trabajo relacionadas.

Para entender cuán mantenible y fiable es un equipo, es preciso evaluar la frecuencia de fallas, la facilidad de reparación de acuerdo con la complejidad y el tiempo requerido para su arreglo, la disponibilidad de repuestos y las necesidades de mantenimiento preventivo y predictivo que demanda para evitar fallas inesperadas.

Costos operativos

Dentro de este parámetro se analiza el impacto financiero de las fallas y el tiempo de inactividad de los activos.

Los criterios más importantes para medir la criticidad de un equipo en términos de costos operativos son:

  • Impacto en el rendimiento de producción
  • Costo del tiempo de inactividad
  • Consumo energético
  • Dependencia operacional, o criticidad para otros procesos productivos

También debe ponderarse el volumen de trabajo adicional necesario para la reparación de un activo, como las horas extras.

Medio ambiente

Este criterio se utiliza para evaluar el impacto de los activos en la sostenibilidad ambiental y el cumplimiento normativo.

Para lograr este objetivo, se analizan los riesgos ambientales (potencial de fugas, derrames o emisiones), la generación de residuos, el compliance (adhesión a regulaciones ambientales vigentes) y la eficiencia energética (contribución a la sostenibilidad y a la reducción de la huella de carbono).

En este sentido, un equipamiento que, al fallar, genere un alto impacto ambiental que requiera la notificación a las autoridades por posibles daños al medioambiente tiene una criticidad mayor que un activo que, al presentar un fallo, no genere inconvenientes o resulte en daños manejables internamente.

Seguridad

Esta categoría se enfoca en la evaluación de los riesgos para el personal y la seguridad en el lugar de trabajo.

Los criterios a evaluar incluyen:

  • Potencial de peligro. Probabilidad de accidentes, incendios o exposición a materiales peligrosos.
  • Impacto en la seguridad del personal. Eventuales consecuencias de la falla del activo en la salud y seguridad de los trabajadores.
  • Cumplimiento de estándares de seguridad. Adhesión a regulaciones de seguridad específicas de la industria.
  • Preparación para emergencias. Capacidad de respuesta rápida y mitigación de riesgos en caso de falla.

Calidad

La categoría asociada a la calidad busca asegurar que el rendimiento de un activo se alinee con la calidad del producto y la satisfacción del cliente.

Para evaluar la criticidad de un equipo en términos de calidad, se analiza cómo el rendimiento del activo afecta la consistencia y los estándares de los productos finales, su rol en la estabilidad productiva y la reducción de la variabilidad, su capacidad para minimizar el desperdicio, el retrabajo y los defectos y su adhesión a los requisitos de control de calidad y certificación.

Aquellos activos que, al presentar fallos, son plausibles de generar un impacto negativo considerable a nivel externo, dañando la reputación de la empresa, son los más críticos.

Apoyarse en un CMMS, una estrategia fundamental para lograr una medición efectiva

Para que este proceso redunde en una gestión de activos eficiente, es indispensable contar con una herramienta que centralice y procese los datos, es decir, un CMMS.

El análisis de criticidad genera una gran cantidad de información (frecuencia de fallos, impacto financiero y ambiental, facilidad de reparación, etc.). Este volumen de datos sería inmanejable sin una plataforma digital.

Al adoptar un CMMS, las organizaciones consolidan toda esta información en un único lugar y acceden a datos en tiempo real y al historial completo de cada activo. Así, eliminan las suposiciones y aseguran que la valoración de riesgo de cada equipo se base en información objetiva y actualizada.

Además, este tipo de plataformas automatiza las prioridades, ajustando las órdenes de trabajo, la asignación de recursos y la programación de las acciones de mantenimiento a los equipos más críticos. De esta forma, garantiza que los esfuerzos se centren en maximizar la continuidad operativa y reducir el riesgo.

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